viernes, 2 de septiembre de 2011

Y me quemé...

¿Sabes, lector? No vengo a relatarte entre palabras dulces y metáforas para darles color una historia de amor. Vengo a relatarte una historia sobre el amor.
Aquí, sin sonar humilde, puedo asegurarte que he besado más hombres y más mujeres de los que mi madre se sentiría orgullosa, y cada roce contra labios no se apunta como una victoria en mi contador, sino como otra muestra de desprecio hacia mí.
Porque tú habrás sentido mariposas en el estómago, ¿verdad? Has tocado el cielo con las puntas de los dedos y has bajado al mundo mortal, has puesto los pies en el suelo, has percibido el ruido de tu alrededor y te has reflejado en ojos ajenos. Y yo también lo he hecho.
Pero la diferencia entre nosotros, querido lector, es que yo me elevé demasiado alto, hasta el Sol, su calor devoró mil piel y su luz me cegó. Yo, que quise desafiar a Ícaro y su osadía, cometiendo una aún mayor, caí en picado contra la realidad de este mundo podrido, inmerso en un dolor que ni siquiera él entiende, y toda la cera de mis alas derretidas se concentró en mi corazón.
Lo diré de otra manera, para que me entiendas, lector: el amor no existe. La química se agolpa en tu cabeza, el olor de la que podría ser tu próxima víctima se te cuela en los sentidos y no hay marcha atrás. Una obsesión injustificada e ilógica te obstruye el pensamiento, tus ideales, te doblega y te hace vulnerable. Es incontrolable pese a todos tus esfuerzos y finalmente acabas sucumbiendo a él.
Y reniego de mí, querido lector. Maldigo a los humanos y nuestra capacidad para engañarnos a nosotros mismos.
Porque después del "amor", todo lo que me quedó fue el rencor y la rabia apoderándose de mi carne, el odio pudriéndome el pecho y la desazón de saber que nunca más volvería a sentir esa sensación. Ese placebo que todos hemos probado y nos ha hecho felices un tiempo indefinido, pero que al fin y al cabo me llenaba de algo parecido a la esperanza de saber que no estaría sola.
Mas nacemos solos y morimos solos, querido lector.



-Ana Ego-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

Flickr

Blogger templates

Search