Háblame sobre tus viajes por el mundo, sobre como escalaste por mis piernas, sobre como te perdiste en el bosque de mi pelo, sobre como atravesaste el estrecho de mi cuello con tu lengua.
Cuéntame con detalle cómo son tus ojos, cual es el color de tu piel, si tiene lunares rojos o si sabe a miel.
Aún no te conozco y no logro olvidarte. Como si de dinamita se tratase espero el día de que mi corazón explote, y quizá en ese momento logres escuchar mi sangre volando, mis huesos rotos y mi alma a tus pies. Puede que ese día te des cuenta de que existo.