201005

Hola jefe, ¿Cómo te va?
Conociéndote, estarás como un rey. Seguro que haciendo planes para ir al pueblo en breve.
Lo único que no tendrás a tu compañera incondicional este domingo.

¿Cómo pasa el tiempo verdad? Seguro que aún andas corriendo detrás de nosotros cuando la armamos, cagándote en el copón una y otra vez.
Hace ya varios años que no te pasas por mi casa, que no me obligas a bañarme o que no te mojan los aspersores.

Nadie te ha quitado el sofá. Allí sigue, con un agujero que hiciste tras años de uso. Aún sigo sin entender  cómo podías estar cómodo.
Siento decirte que aunque tú estés muy a gusto ahí arriba, necesitamos que te dejes ver un poco poro aquí. Que aún intento acordarme de ti como el primer día.

Me dueles

La vida se compone de momentos felices y de otros no tanto. Tenemos el deber como personas de pasar por ambos, pero sin ninguna duda los que mas duelen y a la vez los que te dan mas alegrias son los de amor. Seamos sinceros, todos caemos en la trampa de quedarnos hasta tarde hablando con esa persona, de escribir por todos lados esa fecha que marca el inicio, de sonreir como una tonta cuando ves su cara o cuando te besa o cuando te deja uno de esos mensajes que guardas para leerlo por las noches. A todos nos gustaría tener a una persona a nuestro lado que cada día nos dijera lo importante que somos en su vida, lo bonitas que estamos al despertar, que nos besara como si le fuera la vida en ello y que diera la vida por nosotras. 
Y de repente aparecen las dudas, los miedos y hunden tu barco. Te hielan la piel y amenazan con destruiros, con quemar cada carta , cada sonrisa , cada beso a quemarropa, todo. Y piensas si de verdad fue real, si podrás seguir adelante y tu cuerpo te pide gritar. Estas dos partes se repetiran durante toda tu vida, hasta que llegue el dia en que la segunda venza a la primera y te creeas perdida en un mundo que no es para ti.
Querido amor, deja de ser tan cabron y danos mas alegrias que muchas veces la vida nos la marcas tu y las heridas de tu ausencia dejan cicatrices imborrables.

Mamihlapinatapai

Mamihlapinatapai (a veces escrita incorrectamente como mamihlapinatapei) es una palabra del idioma de los indígenas yámanas de Tierra del Fuego, listada en el Libro Guinness de los Récords como la "palabra más concisa del mundo", y es considerada como uno de los términos más difíciles para traducir. Describe "una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar".

La oscuridad me retiene

Hasta que salga el sol

Infinitas veces infinito

Durante mucho tiempo la oscuridad se convirtió en mi gran enemigo. Cuando caía el sol el suplicio comenzaba, miedo a las sombras que se formaban, miedo a no poder ver aquello que hacía ruido. Durante mucho tiempo pensé que ese iba a ser mi miedo de por vida. Sin embargo, de repente, un día dejé de tener miedo a las sombras y a los ruidos que traía consigo la oscuridad. De repente, me di cuenta que la oscuridad era mi única compañera y que permanecía ahí, a mi lado. Se convirtió en la cómplice de mis llamadas nocturnas, en aquella que me hacía compañía durante las largas noches de estudio y, también, era la confidente de mis lágrimas. De repente, comprendí que la oscuridad no era la realmente mala, lo que sí que lo era: la soledad.

Nightmare

Quizá ya nada valga la pena. Ese fue mi ultimo pensamiento.
Me dirigí descalza al baño. La luz blanca me cegó momentáneamente, y miré mi reflejo en el espejo. Pero esa no era yo, ni me reconocía.
¿Dónde estoy?
Esa cara demacrada, con los labios rotos y ojos rojos. El cuerpo casi esquelético y la respiración apenas audible. Pero lo peor era la mirada. Desde el espejo, me observaban con aire crítico unos ojos... que ya no pertenecían a alguien vivo; Me parecía imposible.
Estaban rodeados de ojeras, tras tantas noches sin dormir. Rojos por las lágrimas derramadas, y lo que en antaño fue verde primavera, se ha ido tornando en un negro antinatural.
Me senté en el suelo, frío, pero no tanto como mis manos.
Así, apoyada en la pared, cogí mis propias ropas y las mordí, para ahogar una vez más los gritos ahogados de mi ser. Lágrimas vacías saltaban desde mis ojos, y mis descuidadas uñas se hundían en mis carnes.
Pronto cogí la cuchilla.
Creo que había llegado a un punto en el que había dejado de sentir dolor. O quizá era algo que ya formaba parte de mi mundo.
Notaba cada fibra de mis muñecas romperse, mientras mi corazón se desgarraba poco a poco, y a mi vida y mi cuerpo se les escapaba la sangre.
¿Sabes? Creo que una vez, esa sangre que ahora se me escapa, que me arranca la vida, fue la culpable de los colores en mis mejillas al verte.
Me alegro de quitármela de encima, al igual que éste mundo podrido de mentiras puras y medias verdades.

Qué bonito hubiese sido vivir otra vida, vivir en la ignorancia o quizá no haber vivido.