martes, 23 de abril de 2013

Ironías de la vida

Y sus miradas son como los labios que besan las copas de vino, como el día en el que él empieza y yo termino. Así es el camino largo que separan tus entrañas de mis brazos, aunque después tenga que recoger y cuidar tu corazón roto en pedazos. Día tras día nos extrañamos y tan solo queremos volver a ser lo que éramos, aunque fuéramos sin ser, y sigamos sin ser lo que somos.
¿Y no te das cuenta de que cuando nos abrazamos, se juntan los caminos que algún día recorrimos? ¿No te das cuenta de que todo encaja cuando te mudas a mi cama?
El cielo blanco y ondeante que trae a mi mente las olas de aquel verano, cuando tú reías y el sufrimiento parecía lejano.
Vuelve a traspasar éste puente, devuélveme la suerte que aquel día me arrancaste.
Ven aquí, desgárrame la piel a mordiscos, rómpeme todos y cada uno de los huesos mientras suena de fondo el tocadiscos y volvemos a encerrarnos, a hacernos presos de nuestras propias mentes.
Aquí me encuentro, esposada a la luz, pendiente del viento y arrancándome este odioso sentiemiento, al que irónicamente alguien llamó amor.


domingo, 21 de abril de 2013

El tiempo que se escurre

Las letras del periódico cada día me parecían más grises y borrosas, como si un artista hubiese difuminado el papel. Mis pasos, cada vez más lentos me llevaban menos lejos y mi piel que ya nunca acogía los rayos de sol, comenzaba a formar surcos profundos.
Me levanté del banco y miré hacia el sol de verano. El estío, mi estación favorita... ¿cuántos años habré caminado yo estos caminos en un día como éste? Las perennes hojas de los pinos dejaban pasar unos finos rayos de sol, que colmaban de blancas flores el suelo que bañaban.
Aún recuerdo cuando imitaba a las flores y me tumbaba a comer dulces para ver a los caballos pastar. Casi 60 años han pasado ya  desde entonces, y parece que la mente no acompaña al cuerpo.
Le ordeno a mis piernas correr, y ellas no responden, les ordeno a mis brazos que se alcen, pero parece que mis huesos se han quebrado...

lunes, 1 de abril de 2013

El gen del masoquismo humano.

El dolor... no entiendo para qué sirve realmente. Quizá un método de aprendizaje, de prevención, puede que un simple recordatorio del pasado.
El dolor es ese sentimiento que aparece una y otra vez cuando menos te lo esperas; es ese que te quema por dentro, que te produce noches en vela y días sin aire.
¿Por qué todo lo bueno se puede volver en nuestra contra? ¿Por qué nunca aprendemos?
Sabemos que los sentimientos más fuertes y más puros son los que más daño pueden causarnos, sin embargo  tras haber sufrido una y otra vez la misma experiencia, NO APRENDEMOS.
Nos volvemos a encontrar en la misma situación y cuando no lo estamos, deseamos encontrarla.
Quizá sea el gen del masoquismo humano lo que nos hace sentir.
Parece ser que la humanidad aún no ha tenido suficiente sangre que sigue intentándolo. Miles de libros, testimonios y voces de los que ya han sufrido y muerto que nos intentan advertir, nos dicen todo lo malo que puede traer; Pero también nos cuenta las maravillas que crea y nos tienta a probar, los tienta a probar a tener corazón.
Así, una página tras otra, pasa el libro de nuestra vida. Cuando se cierre un capítulo, siempre se abrirá otro, y cuando el dolor te consuma, no te preocupes:
Pasa página, aún te queda mucho.

¿Para siempre? Eso no existe

¿Porqué necesitamos depender de alguien? ¿Porqué necesitamos la simple presencia de esa persona para sentirnos seguros, para sentirnos vivos?
No, no es amor de lo que hablo, aunque también podría serlo. Hablo de esa persona especial, esa persona que te ha marcado, para bien o para mal, y que ha creado inconscientemente una adicción en ti.
Se ha convertido en tu droga. A partir de ese momento, necesitas saber que estará a tu lado, que seguiréis siendo y discutiendo todos los días, que no te abandonará jamás.
Pero entonces amanece y la cruda realidad sale a la luz. En ese momento nos damos cuenta de que la cama en realidad está vacía. De que esa persona que antes te acompañaba en el camino ha desaparecido y solo ha sido sustituida por el frío, por las lágrimas y por la soledad que te consume.
El vacío se convertirá en una promesa diaria, el dolor al recordad momentos mejores será tu pan de cada día.
Te darás cuenta de que en el fondo siempre has estado solo: Abrirás los ojos una mañana y cuando llegue el día en el que asumas que se ha ido, que no volverá y que la vida sigue, ese día serás libre.
Ese día te habrás dado cuenta de que lo que necesitas no es depender de alguien, sino que alguien dependa de ti. Necesitas saber que le importas a alguien, y que ese alguien nunca más te dejará solo.

Datos personales

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No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

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