sábado, 26 de enero de 2013

Vacíos.

Con aíre melancólico, se deslizó poco a poco hasta la playa mientras yo la observaba. Era hermosa, muy hermosa, y sus cabellos ondeaban al ritmo del viento en una sinfonía que solo ella parecía entender.
Se sentó sobre la cálida arena, y con sus ojos claros y vacíos miró al horizonte, al mar, los pájaros, el sol poniente y las nubes grises que prometían tormenta.
Éste nunca fue un mundo para ti, pequeña.
Miraba sin ver el paisaje azul. Ya no escuchaba las olas chocar, ya no era capaz de oler el mar. Simplemente estaba allí, sola, sentada, esperando a que algo ocurriese.
-¿Sabes? Siempre lo supe. Siempre supe que ésta historia no tendría final. Fue su historia y la mía, pero nunca dejé que fuera "nuestra", dolía demasiado.
Unas tímidas lágrimas comenzaron a rodar por su mejilla. El viento soplaba fuerte, arrancándonos un leve suspiro, despertando sentimientos, robándonos recuerdos.

Solo eramos espectadoras de nuestra vida. Simples ojos que vislumbran desde fuera el paso del tiempo y sin poder hacer nada para cambiar nuestro destino.


martes, 15 de enero de 2013

Todos los puentes están enamorados de una suicida




Cuerpo a tierra.

Cuando me tocas, ¿no lo sientes? ¿No notas la arcilla corriendo por mis venas, o mis lágrimas de polvo?
Ya no puedo moverme, mi corazón ya no es capaz de bombear más dolor. Cada vez mi coraza de vuelve más dura, cada vez soy más frágil y más fuerte a la vez.
Me protegeré bajo mi máscara de barro; Si me cortas, no sangraré, me romperé en infinitos pedazos y me transformaré en polvo.

domingo, 6 de enero de 2013

Un cuento para Andrea


El caballero de Fuego y la princesa Aguanieve:


La princesa Aguanieve era sumamente hermosa. Parecía que su pelo hubiese sido tejido con la más fina escarcha invernal, y sus ojos estaban hechos del hielo mas puro del más frío diciembre
El chico de fuego, sin embargo, era un simple explorador que solía vagar solo por los límites del reino. No era especialmente guapo, pero era un chico listo.
Un día, durante el baile de la corte al que el caballero no tenía intención de asistir, la princesa Aguanieve a la que nunca le gustaron las grandes multitudes, decidió escaparse para disfrutar de la lluvia.
Se encontraron bajo un cielo gris, bajo la lluvia de diciembre que tanto le gustaba a la princesa.
El caballero no podía entenderla. No comprendía como a alguien podía disfrutar mojándose. Se acercó a ella y la observó largo tiempo, fascinado quizá por su rareza, nunca lo sabremos.
Ambos se hicieron amigos y el joven se convirtió en el consejero de guerra de la princesa, y se volvió loco por ella. Se convirtió en un demente, un loco, un lunático, un adicto del amor.
El caballero guardó silencio unos meses, pero se hayaba en una difícil situación, ya que corría peligro de morir debido a que era un ser extraño y pasional, con un corazón delicado al que le gustaba correr demasiado rápido cuando veía a la princesa.
Entonces el chico de Fuego le abrió su corazón y le contó porqué ardía. Tardó casi dos años en relatarle una historia llena de aventuras vividas, de monstruos y de verdades escondidas. En una de ellas se perdió en el desierto de la soledad en una de las incursiones del reino, y al borde de la muerte, hizo un trato con el Sol en el que a cambio de escapar, siempre que amara el caballero debía envolverse en llamas; así fue como se convirtió en el Caballero de Fuego.
Al acabar éste relato, la princesa le pidió un beso, y él ardió con más fuerza aún.
Durante un tiempo fueron felices pero... llegó el verano.
La joven princesa necesitaba el frío para vivir, y sufrió durante varios meses una terrible enfermedad a la que muchos llamaron "Tristeza". La piel del caballero se comenzó a apagar, agravando aún más la enfermedad de Aguanieve, y se separaron por un tiempo, esperando que volviera el invierno y las tardes de lluvia.
El caballero, lleno de dolor, cubrió su quemada piel con una negra armadura forjada con sus más oscuros pensamientos y con toda la amargura que su corazón albergaba.
Cuando la princesa estaba a punto de morir, le mandó llamar. Le miró y volvió a hablarle...Pero él no quería arriesgarse a arder otra vez, así que decidió no quitarse la armadura. "No me la quitaré, no me la quitaré..." Se decía a sí mismo, pero finalmente acabó desnudo y ardiendo de nuevo frente a ella.
La princesa Aguanieve no podía acercarse mucho a él sin fundirse completamente, así que en su último hálito de vida dijo...
"Ni contigo, ni sin ti." Dejando si amor y su odio por él, sellados en sus fríos labios.

sábado, 5 de enero de 2013

Te he visto vestida de princesa, desnuda, en chándal, en pijama y recién levantada, te he visto con sueño y con ropa de escuela, te he visto triste y te he visto dormir.
Y siempre me sigues pareciendo igual de hermosa...

miércoles, 2 de enero de 2013

Un cuento para Mario

Nunca nos han dicho que en realidad nacimos con un hermano gemelo, igual y opuesto a nosotros, que en realidad no nació.
Antes de nacer, el que será nuestro ángel guardián elige a uno de los dos hermanos y al elegido le coloca el dedo sobre los labios, dejando una leve hendidura bajo la la nariz.
El otro niño, aquel que nunca nacerá, se eleva sobre todos, sobre las nubes, las estrellas y vive en el sol o en la luna.
Ésta es la historia de dos de aquellos espíritus que nunca estuvieron vivos, pero tampoco murieron.
Uno de ellos, el más cálido de los dos se alojaba en el sol, mientras que ella fue enviada a la Luna en una noche eterna.
Ninguno de los dos sabía nada sobre la existencia del otro, ambos envidiaban a aquellos que nacieron como hacían todos los fantasmas, y los observaban siempre desde el cielo, preguntándose porqué el ángel no los eligió a ellos. Es una existencia triste la de estos seres.
Sin embargo, un buen día, algo ocurrió. El cielo comenzó a oscurecer poco a poco. El sol y la luna se encontraron y la luna se atrevió a volar de día.
Ambos se juntaron, se unieron durante unos instantes formando un anillo perfecto, un eclipse de espíritus. En ese preciso momento algo ocurrió. Los dos fantasmas se miraron a los ojos y pareció congelarse el tiempo en algo que no era ni día ni noche.
Pero el tiempo nunca deja de correr y ambos tuvieron que separarse.
Los días, los meses, los años y los siglos pasaron.
Cada noche, ella dejaba caer una lágrima brillante que se elevaba y que flotaría a su alrededor para siempre.
El sol, para que la Luna dejara de llorar logró algo imposible, algo impensable y que nunca nadie había hecho. El espíritu que allí vivía decidió pintar el cielo todos los días, unas veces de azul, otras de rosa, de naranja, de morado... Y siempre esperaba para verla a ella, para contemplarla una vez más aunque estuviese dormida.
El espíritu de la Luna, aquel que siempre había vivido bajo un manto de oscuridad se volvió loco con tantos colores y se enamoró perdidamente del espíritu del Sol.

Desde entonces, ella decidió hacerle un regalo a su compañero. Al menos una noche cada 30 soles, decide ponerse su vestido blanco y pintar su hogar de plata, sintiéndose feliz, plena... Sintiéndose Luna Llena.

Datos personales

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No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

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