Callando el silencio...

Y fue cayendo... lo único que logró oír fue su respiración, lenta y forzada, su último hálito de vida.Y ahí está ahora, a 5 pies bajo tierra.

Sus ojos, en antaño verdes, llenos de vida, ahora están congelados en el tiempo, con la mirada perdida hacia un lugar, una tierra que nunca fue la suya.

Su pelo, lacio, que aún recordaba como ondeaba al viento al correr sobre las frías baldosas negras de los pasillos.

Como mármol, su piel se había quedado. Blanca, de un color tal vez sobre natural, resplandeciente... muerto. Sin embargo sus labios era lo único que llamaba a la vida. Aún se distinguía un fino hilo negro.

Desde dentro, su sangre se había convertido en alambre de espino negro, oscuro, y brotaba desde un pequeño resquicio de sus rosados labios.

Tal vez un golpe, una caída, nerviosismo... o tal vez unas palabras nunca dichas.

Unas palabras que quedarán selladas en ésa boca muerta para siempre.