sábado, 1 de diciembre de 2012

Tú, señora mía.

¡Eh tú! Sí, tú, la niña que está leyendo esto, sólo quería decirte: ¡Buenos días princesa! Sí, puedes llamarme loco, princesa, es de noche, pero eso es lo de menos, tu mirada ilumina el cielo y me hace desvariar pensando que es de día. Princesa que estás sola encerrada en un piano de cristal, sin música ni melodía, esa tan hermosa y perfecta que antes conseguías sacar de él, ¿por qué lloras? No lo hagas más, o si no, me temo, princesa mía (A parte: ¿Está bien que te llame así, "mía"? Perdóname, es simplemente que quiero ser suyo), que tus lágrimas llenarán tu preciosa prisión y no podrás tocar ni una nota más. Disculpa mi osadía, sólo trato con palabras y conceptos abstractos, ¿qué me está ocurriendo, por qué no puedo hablar claro? Debe ser porque estoy profundamente enamorado de ti, princesa, que quiero besarte, abrazarte y amarte cada día del resto de mi vida, pero, no puedo, ¡qué infortunio! Sólo te vi alguna vez, y gracias de todo corazón por corresponderme, pero, ahh, maldita sea... no estás ni cerca de poder hacerlo, princesa mía, y ello me hace sentir muy apenado, pero, ¿sabes? No produce en mí el más mínimo atisbo de dolor, no te compadezcas, todo lo contrario, me hace inmensamente feliz saber que una niña como tú puede quererme aún sin poder hacerlo, ¿no es maravilloso? Quiero que sepas que ta amo con toda la fuerza de mi corazón, que nunca encontraras a otro hombre que lo haga de igual forma, te lo aseguro, búscalo si así lo deseas, me batiré en duelo con él por ti, si ese sigue siendo su deseo, pero, eso no es lo importante... Princesa mía de ojos verdes, la Luna te envidia y se retira para dejarte iluminar el cielo estrellado, qué mala suerte que uno haya de ser el Sol y se mantenga separado. Siendo esto así, no llenes las noches de nubes de tormenta, el mundo está ansioso por que servidor se retire para contemplar tu belleza, no llores más entonces, te lo ruego. Y, perdóname una vez más, pues conozco ya tu nombre y no quiero pronunciarlo. 

¿Sabes, amor? Vaya, segunda parte... Bueno, ¿sabes? Esto no es ni lo único, ni lo mejor que puedo escribirte para que vuelvas, pues si todo se basa en mi poderosa escritura, capaz incluso de romperte el corazón y unirlo al mismo tiempo, está será mi arma. Mi vida, lo conseguí una vez hace doscientas cuarenta y una noches hoy, bueno, aunque un poco más a la tarde, te enamoré sin saber siquiera lo que estaba haciendo. ¿Me permites hacerlo una vez más?

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No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

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