Desde su ventana, se podía vislumbrar su piel desnuda, envuelta en sábanas blancas. Su pelo oscuro, como siempre alborotado y un pie fuera de la cama. Se respiraba tranquilidad.
Entonces despertó. Aún sin abrir los ojos, podía ver figuras y colores a través de sus párpados. Frunció el ceño, buscó sus finas sábanas por la cama y se cubrió la cabeza, aún sin querer despertar de su sueño, sin querer mirar el reloj, sin querer asumir su triste realidad.
Abrazó su almohada y volvió a soñar. Se olvidó de la ciudad de Madrid en la que se encontraba, la cual ya empezaba a despertar. Se olvidó de que ya era invierno...
Nunca sabré qué hacía que sonriera cada mañana mientras dormía.
Nunca sabrás que era yo quien te soñaba.
Good morning darling |
No hay comentarios:
Publicar un comentario