Te echo de menos...

Ya hace 6 años desde que te fuiste...
¿sabes? daría lo que fuera por haberte conocido un poco más, por saber más de ti. Pero sobre todo, lo daría todo por poder tener otra despedida.
Supongo que a todos nos llega el día, pero me hubiera gustado que llegara más tarde.

La última vez que te vi, fue un 8 de octubre, porque te habías escapado de la camilla para despedirte de nosotros. Para entonces yo aún era demasiado pequeña para entender el sentido de aquella despedida... reconozco que estuve pensando hasta el último momento que saldrías de esa maldita enfermedad llamada cáncer, porque a ti no te podía pasar nada... tú eras mi héroe, la mejor persona del mundo, el abuelo que podía hacerlo todo, y esos héroes en las películas eran indestructibles.
Cuando mi madre me dijo la noticia, caí al suelo y algo se rompió... fue como cuando se cae un pequeño jarrón de porcelana. Lo ves caer lentamente e intentas detenerlo, pero se te escurre, y en el momento que toca el suelo se parte en mil pedazos. No pude aceptarlo. Estuve llorando toda la noche, pero aún cuando me levanté, pensé que todo era un sueño. Estuve 2 días sin hablar prácticamente, sin comer ni dormir, e iba al colegio porque mis padres pensaban que me distraería. Era un infierno... estaba ausente, no atendía a las clases, y no hacían más que gritarme, así que intenté apoyarme en mis padres. Pero fue aún peor.
¿He dicho que el colegio era un infierno, no? Pues estar en casa más. Cuando llegué el primer día, me encontré a mi padre fumando un montón de cajas de tabaco mientras se encerraba en el baño, y nunca le he visto llorar por nada.
Los días fueron pasando, y cada día tenía más miedo de llegar a olvidarte. El día de tu misa lloré. Lloré desconsoladamente, y me enfadé con el mundo, llegué a odiarlo por arrebatarme lo que más he querido, y en ese momento me prometí que no volvería a llorar más por ti. Si he vuelto a hacerlo, ha sido por mi. Por todo lo que no pude aprender de ti, por todas las cosas que me he perdido... porque aún 6 años más tarde, sigue habiendo una sombra. Ese lugar en el que estaba el jarrón está vacío, y sé que nunca nadie podrá llenarlo.

En este tiempo las cosas han cambiado un poco, pero hay cosas que seguirán ahí siempre. La abuela se acuerda de ti cada día, cada minuto, siempre te echará de menos, y tus hijos sé que también piensan siempre en ti.
Mi padre y tus dos hijas siguen igual en general, creo que los que más hemos cambiado hemos sido los pequeños.
Sergio estuvo en la universidad y ahora está trabajando. Virginia y adrián empezaron tambien la uni, y ambos tienen novio/a. Te puede parecer increíble, pero virginia ya va a por los 20 años. Ainhoa este año acabó el instituto, y llegará a enfermera, seguro. Raúl... ha crecido en estos años, y este curso acabará la ESO también. Alejandro creo que es el que más ha crecido, ya tiene 10 años, con los estudios ahí va, que ya es bastante. Y yo... yo soy diferente. Creo que hace ya mucho tiempo que no he vuelto a ser la niña dulce a veces, y llorona que conociste, pero sigo teniendo el mismo carácter.
Creo que te sentirías orgulloso de todos nosotros, y solo espero que nos eches de menos tanto como nosotros a ti. La abuela te seguirá esperando siempre, y nadie podrá cambiar eso.

Nunca te olvidaré. Gracias por haber sido mi mundo...