martes, 23 de abril de 2013

Ironías de la vida

Y sus miradas son como los labios que besan las copas de vino, como el día en el que él empieza y yo termino. Así es el camino largo que separan tus entrañas de mis brazos, aunque después tenga que recoger y cuidar tu corazón roto en pedazos. Día tras día nos extrañamos y tan solo queremos volver a ser lo que éramos, aunque fuéramos sin ser, y sigamos sin ser lo que somos.
¿Y no te das cuenta de que cuando nos abrazamos, se juntan los caminos que algún día recorrimos? ¿No te das cuenta de que todo encaja cuando te mudas a mi cama?
El cielo blanco y ondeante que trae a mi mente las olas de aquel verano, cuando tú reías y el sufrimiento parecía lejano.
Vuelve a traspasar éste puente, devuélveme la suerte que aquel día me arrancaste.
Ven aquí, desgárrame la piel a mordiscos, rómpeme todos y cada uno de los huesos mientras suena de fondo el tocadiscos y volvemos a encerrarnos, a hacernos presos de nuestras propias mentes.
Aquí me encuentro, esposada a la luz, pendiente del viento y arrancándome este odioso sentiemiento, al que irónicamente alguien llamó amor.


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No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

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