sábado, 4 de mayo de 2013

Ángeles caídos

El sol comenzaba a salir tras la ciudad, marcando la silueta de todos los edificios que devoraba. El rocío aún se deslizaba por las hojas en las plantas del balcón, dejándose caer en un suicidio voluntario.
Ella admiraba la estampa desde la cama, sin querer levantarse y sin fuerzas para cerrar los ojos y perderse el espectáculo.
La primavera estaba llegando a su habitación, y el frío se escabulló entre sus pies, que se encontraban fuera de sus sábanas blancas. Instintivamente los recogió, haciéndose una bolita y chocando su espalda con el pecho de él. Lentamente sus pies se encogieron más aún, acariciando lentamente el oscuro y rizado vello de las piernas de su compañero, que aún dormía tras ella.
Se preguntó qué habría hecho ella para merecer aquello. Para yacer en la misma cama que aquel personaje, para que aquel hombre realmente la amara. Debió de haberle vendido el alma al diablo para ello.
Alzó la vista para mirar el despertador: Las 9 de la mañana. Miró la mesilla de noche y sonrió. No recordaba cómo había llegado su sujetador a encontrarse sobre aquella lamparita, pero aquel mínimo detalle le hizo sentir en casa de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

Flickr

Blogger templates

Search