Ahora que me meto entre suaves mantas, a disfrutar de mi querido otoño.
Echo de menos tú cálida espalda contra la que me apoyaba en las mañanas de primavera. Tus brazos en los que me refugiaba, y tu pecho en el que lloraba lágrimas invisibles. Aunque no las vieras. ahí estaban.
Pero definitivamente tus brazos eran mi parte favorita. Capaces de aislarme del mundo, de protegerme de todo... envolverme en tu abrazo y tu olor era como decirle al dolor y a los miedos "Eh, que si ella no se cuida, ya lo haré yo".
Qué texto más tierno... pero un poco triste también... no le deseo ese sentimiento a nadie...
ResponderEliminarUn beso!
Por cierto, muy chulo el cambio que le has dado al blog ^^
ResponderEliminarEse sentimiento es el amor amigo mío. Yo no estoy segura de si se lo deseo a alguien o no... es una experiencia, algo que nos hace crecer como personas, pero ya se sabe, solo se aprende de las caídas.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, un saludo :)