domingo, 2 de septiembre de 2012

Diario de una adicta I

De junio a agosto yo todavía andaba en una nebulosa. No salía agua por las cañerías en el apartamento y la nueva nevera estaba vacía, pero drogas sobraban. Ni cuenta me daba de cuán volada andaba; tragar dos o tres pastillas con vodka o encender un pito de marihuana se convirtieron en gestos  automáticos que mi mente no registraba. Mi nivel de consumo era ínfimo, comparado con el de los demás a mi alrededor. lo hacía por diversión, podía dejarlo en cualquier momento, no era adicta, o eso creía.
Me acostumbré a la sensación de flotar, a la niebla embrollándome la mente, a la imposibilidad de terminar un pensamiento o expresar una idea, a ver esfumarse las palabras del vasto vocabulario antes aprendido.
En mis escasos destellos de lucidez recordaba el propósito de rehacer mi vida, pero me decía que ya habría tiempo para eso. Tiempo. ¿Dónde se escondían las horas? Se me escurrían como sal entre los dedos, vivía en un compás de espera, pero no había nada que esperar, sólo un día exacto al anterior.


1 comentario:

  1. E dicho que soy adicta no que tenga un problema...
    A esta entreda la frase le paga...
    Me encanta :)

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No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

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