miércoles, 4 de enero de 2012

En el mundo de las ilusioines

Pero no debéis confundiros: Tampoco yo, aunque me haya hecho pasar por una perfecta mujer fatal, soy la protagonista de este texto. En realidad, mi vida no tiene mucho interés, por no decir casi ninguno. Hay quien nace para que no le pase nada demasiado interesante, y cuando una nace para eso, como es el caso, más vale aceptarlo desde el principio, y no empeñarse en que pase lo que no va a pasar. Con todo, yo  no me quejo, porque dentro de lo que cabe, hay algo que me hace afortunada, y es mi secreto y también es lo que me permite escribir a esta temprana edad de catorce años. Normalmente, no cuento a nadie mi secreto, que para eso lo es, pero a vosotros que tenéis este blog ante los ojos no puedo ocultároslo. Mi secreto es que, aunque a mi no me pasa nada, tengo una facilidad increíble para conocer a gente a quien sí le pasan cosas extraordinarias, y también para que esa gente me las cuente. Así, de una forma indirecta, consigo que todas esas cosas que a mí nunca van a pasarme vayan y me pasen un poco, aunque solo sea en el terreno de las ilusiones, que es con lo que luego se hacen los libros.
Si lo miráis bien, tiene su lado bueno, porque las cosas extraordinarias, a veces son peligrosas, y mientras me las cuentan, yo puedo sentir la emoción pero en el fondo no estoy en peligro, como quien las vivió realmente. Por otra parte, quienes viven las cosas extraordinarias, las viven y ya está, para ellos son simplemente así, como las han vivido, porque las han visto y eran esto, y no aquello y ya de ninguna manera van a ser distintas, pero yo, cuando me las cuentan y luego las escribo, puedo inventarlas indefinidamente, cerrar los ojos y verlas una vez de una manera y otra vez de otra. Y sé que lo que ponga en el texto, vosotros cerraréis los ojos y los veréis unos así, y otros asá, y no habrá dos imágenes iguales. Para terminar de contaros mi secreto, tengo que deciros que en realidad, vosotros y yo que podemos verlas de más de una manera, tenemos más suerte que quienes vivieron las cosas extraordinarias, Porque ellos no pueden cerrar los ojos y que cada vez salga algo diferente. Por eso, y aunque parezca extraño, las cosas extraordinarias son más vuestras y mías que de nadie.

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No, no tengo las cosas claras, y no quiero tenerlas. Quiero vivir el día a día, e improvisar. Quiero ganar y perder en esta vida, pero sobre todo, quiero disfrutar de cada día como si fuera el último,... el último día de los muchos que me quedan. Me llamo Andrea, y tengo 15 años. Según el momento, puedo ser madura o inmadura, porque no suelo pensar en el futuro. De pequeña bebía café descafeinado porque me sentía mayor, y ahora me encanta, al igual que me gusta saltar en los charcos o cantar en la ducha. Escribo este blog, porque me gusta escribir todo lo que no puedo gritarle al mundo. Espero que lo disfrutéis :)

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